jueves, 18 de marzo de 2010

AQUELLA PULSERA...


Una vez, un extranjero paso por la vida de Ana. Como a una vela en una noche oscura ella se aferró, sin darse cuenta de que era un extranjero, de que estaba de paso por aquella ciudad.

Llegó un día en el que el extranjero partió, se fue lejos del calor de Ana, se alejaba de los abrazos, los besos y la noche.

Antes de irse definitivamente, el extranjero le regaló una pulsera a Ana. Una preciosa pulsera de plata con un cristal pintado engarzado. Le dijo:

-La compré en un lugar perdido de europa del este, es mágica. Cuando tú quieras volveré. Solo tienes que desearlo, y pedírselo a esta pulsera.

Ana lloraba. No creía en aquel cuento extranjero. Odiaba a aquel hombre que una vez decidió egoístamente pasar por su vida y largarse sin más. Encerró todo lo que le recordaba a él en una caja, incluida la pulsera.

Pasaba el tiempo y acompañaba a todas sus acciones un gesto mecánico, casi un impulso de vida. Pasaba el tiempo, Ana volvía a encontrar su vida.


Un día llegaron noticias del extranjero a la ciudad. Aquellas noticias decían que regresaba, que tras años volvía a aquella ciudad. En su buzón encontró una nota.

“Siento mi marcha. Lamento mi vida anterior. ¿Nunca le pediste a la pulsera que regresara?”

El extranjero regresó a la ciudad, pero ahora sentía que no podía volver a los brazos de Ana, a los besos, a las noches. Ahora, una sensación distinta de la de aquella primera vez brillaba en su interior. Veía a Ana, se quedaba mirando sus labios cuando pronunciaban palabras, olía su pelo sin que ella se diera cuenta, pensaba en ella intentando resignarse a una vida sin ella.

Un día Ana rebuscó por su casa, intentando encontrar aquella caja que hace tiempo escondió. Allí estaba con la caja abierta puesta sobre sus piernas, mirando a aquella pulsera de plata.

Su vida en un lado de la balanza, la incertidumbre del extraño en la otra. Con sus manos tomó la pulsera, la apretó y de sus labios salieron las palabras.

(Texto: sacado de internet)

Pulsera realizada con Delicas Miyuki de colores negro, blanco y plata. Acompañada de tupis negros de cristal swarovski, broche de niquel y colgante con forma de hada. Una pulsera de cristal llena de magia.

viernes, 5 de marzo de 2010

TENGO UNA VACA LECHERA...


Tengo una vaca lechera,
no es una vaca cualquiera,
me da leche merengada,
ay! que vaca tan salada,
Tolón , tolón,
Tolón , tolón.

Un cencerro le he comprado
Y a mi vaca le ha gustado
Se pasea por el prado
Mata moscas con el rabo
Tolón, tolón
Tolón, tolón

(Texto: Canción popular)

Bandeja de cristal decorada con la técnica del decoupage. En esta ocasión la servilleta tiene simpáticos motivos de vacas y flores de colores, para el fondo he utilizado papel de arroz anaranjado. Una bandeja alegre y divertida para cualquier rincón de la cocina... tolón, tolón.